Sabemos cómo su familia, desde hace ya varias décadas, ha
estado ligada al mundo cofrade, y por supuesto al de la imaginería religiosa
¿su llegada a éste mundo vino dada por la tradición familiar?
-El primer taller
que pusieron mi padre y mi tío fue en la cocina de casa. Mi hermano Jesús y yo
teníamos 6 y 7 años respectivamente, por esto al principio, casi como un juego,
empezamos a trabajar en este oficio. Este trabajo, como casi todo el mundo
intuye, es bonito y gratificante en si mismo, sobre todo para personas con
sensibilidad artística.
Hemos podido observar en su página web el desarrollo de
diversos estudios en varias academias, ¿podría hablarnos de los estudios
desarrollados y principales profesores?
-Como se pueden imaginar, la principal
escuela ha sido el taller y los principales profesores nuestro padre y nuestro
tío. Aparte, desde muy temprana edad (12 años) asistimos a las Escuelas de
Artes y Oficios, donde tuvimos de profesores a D. Juan Luis Vasallo (profesor
de nuestro tío), el Sr .Pino y a D. Venancio Blanco. Nuestro aprendizaje en las
escuelas se extendió durante una serie muy dilatada de tiempo, pues lo
realizamos en clases nocturnas, primero cuando terminábamos las clases diarias
del colegio, y después cuando acabábamos en el taller. La escuela, es
importantísima en varios sentidos: primero para contrastar corrientes,
técnicas, estilos, etc.; y segundo para experimentar, cosa esta última, que en
el taller, por motivos evidentes, es muy complicado hacer.
En cuanto a la imaginería procesional ¿cuáles son sus
referentes?
-Aparte del taller familiar,
el Barroco español, tanto la escuela andaluza como la castellana y levantina.
En Andalucía hablamos de Martínez Montañés o Juan de Mesa, en Castilla de
Gregorio Hernández y en Murcia de
Salzillo. No podemos olvidar a ninguno de los grandes escultores de la
historia (desde Fidias hasta Rodin pasando por Donatello, Miguel Ángel, Berruguete,
Bernini, Canova, etc.) de todos hay siempre muchas obras interesantes de las
que aprender.
-Lo primero: orgullo, después una gran responsabilidad, aunque nunca se nos ha
ocurrido compararnos con el gran genio que fue nuestro tío, creo que tenemos la
suerte de conocer nuestras limitaciones.
En Manzanares, tenemos la gran fortuna de conservar grandes
piezas salidas del taller de Luis Ortega Bru ¿Para ustedes, hace todo ello
especial el pueblo de Manzanares?
-Lo primero que uno piensa es en la suerte que
tiene su ciudad de poseer ese patrimonio, después, recapacitando, hay que tener
en cuenta la valentía y la deferencia que tuvieron sus paisanos al encargar,
sobre todo, las primeras obras allí realizadas. Imaginamos que sabrán ustedes
las vicisitudes pasadas por el autor con su obra de la Flagelación.
¿Qué se siente cuando en una localidad con 8 cofradías, 3 de
ellas ponen en sus manos la manutención y restauración de sus titulares?
-Lo primero
agradecimiento, después satisfacción profesional. A toro pasado, la
satisfacción es doble, debido a la calidad de las personas que hemos ido
conociendo en nuestro periplo por su pueblo.
Durante el desarrollo de un proceso restaurador ¿Qué
objetivos priman para ustedes?
-Lo principal es el respeto por la obra. Siempre
conviene documentarse sobre el aspecto que el autor haya querido imprimir en su
trabajo. En el caso de la obra familiar, también tenemos en cuenta la evolución
que tuvieron nuestros antecedentes.
Tras el proceso restaurador, ¿Se preocupan por conocer el
estado de conservación de las obras?
-Siempre que nos es posible, como saben nuestros
clientes.
Sabemos que a lo largo de los años, se han encargado de la
restauración de las imágenes de la Hermandad del Cristo en la columna, la
imagen de la Virgen de los Dolores y las imágenes de la Hermandad de Nuestro
Padre Jesús del Perdón ¿Qué otros trabajos han realizado para nuestra
localidad?
-Cuando se realizó el retablo ya colaborábamos en el taller familiar,
como pueden suponer, como aprendices. Posteriormente a la restauración de las
imágenes de la ermita realizamos los relieves del besapies de Jesús del Perdón.
En algunos casos, para los procesos restauradores,
decidieron trasladar su taller hasta nuestra localidad ¿Cómo vivieron esos días
en que se convirtieron en ciudadanos de nuestra localidad?
-Aparte del orgullo por el trabajo nos ha servido de acicate
el recibimiento que hemos tenido de las hermandades a las que hemos trabajado.
La restauración del Santísimo Cristo en la Columna, así como
la de María Consoladora de los Afligidos, resultaron brillantes ¿Qué recuerdos
guardan sobre éste trabajo?
-Sobre todo la acogida de las personas que componían
la hermandad en esos momentos. Nunca olvidaremos los ratos pasados con personas
como los “Cristóbales” y demás familiares y hermanos de la hermandad. Nos
resultó muy reconfortante trabajar en unas imágenes en las que estaba hasta la
huella de nuestro tío (literalmente, encontramos una huella de un dedo de
nuestro tío en el aparejo de la imagen).
Sobre su taller, también cayó la responsabilidad de
restaurar la imagen de Nuestro Padre Jesús del Perdón, para ustedes ¿Fue un
reto o un reconocimiento a su carrera artística?
-Ambas cuestiones están bien
definidas. A parte una gran responsabilidad por lo que significa para el pueblo
de Manzanares esta imagen. Creemos que la restauración a parte de respetuosa ha
sido acorde con el estilo de la figura.
Además de ser grandes restauradores, también hemos podido
conocer su producción artística, con obras religiosas y profanas, ¿Les gustaría
contar en Manzanares con alguna producción propia para la semana santa?
¿Preferirían una obra religiosa para nuestra localidad o profana?
-Tanto profana
como religiosa, una obra en su localidad sería un orgullo profesional, personal
y emotivo. Como hemos apuntado anteriormente, hemos decorado el acceso al
camarín del Cristo del Perdón con bajos relieves a juego con los antiguos.
Conocemos uno de sus grandes trabajos para nuestra
localidad, los relieves que cubren las paredes de acceso al besapiés de Nuestro
Padre Jesús del Perdón, completando la parte trasera del maravilloso retablo de
la ermita de la Vera Cruz ¿Cómo se sintieron cuando conocieron la noticia de
que tras décadas, completarían la magnífica obra de su tío? ¿La temática de los
relieves se eligió adrede por algún motivo?
-En el retablo de la ermita, como
hemos apuntado antes, colaboramos en su elaboración, nosotros como aprendices,
nuestro padre (José Augusto Ortega Brú) y nuestro tío (Luis Ortega Brú) como
coordinadores y artífices de la obra.
La realización de los relieves fue un reto profesional, pues
se trataba de continuar sin ningún menoscabo la obra de nuestros antecesores,
como se imaginaran es un reto acogido con gran seriedad y rigor. La temática
fue un acuerdo entre la hermandad y varios proyectos presentados.
¿Algún futuro proyecto para nuestras Hermandades?
-De
momento, según están las cosas, hay poca probabilidad de algún trabajo, aunque
quedan pendientes algunas obras.
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